lunes, 27 de junio de 2011

El dulce encanto de la derrota

En contra de la creencia general, lo más importante en el fútbol es saber perder. Ganar es lo fácil, a lo que todo el mundo aspira, lo que forja las leyendas, el alfa y el omega de este juego. Ser de un equipo que gana es lo más sencillo del mundo: basta con apuntarse al carro de la mayoría, seguir al abanderado del triunfo. Aunque es cierto que, en el balompié, no hay equipo que haya ganado siempre, perder forma parte de la mística del fútbol y ser de un equipo perdedor imprime un carácter único.El artículo completo en L'informatiu.

lunes, 20 de junio de 2011

Leer el fútbol

Hace unas semanas acudí a un debate en L'Eliana sobre fútbol y literatura. Uno de los contertulios era un periodista valenciano que, en su intervención, explicó que él era del Barcelona por razones políticas. Para él, el Barça era el epítome de la izquierda progresista, mientras que el Madrid representaba la caverna más reaccionaria y el Valencia, el blaverismo recalcitrante. Para rematar su intervención, mi compañero de mesa y de profesión contó que él había sido de varios equipos en su vida, pero que ahora, después de una época en la que fue seguidor del Valencia, volvía a ser del Barcelona con orgullo. Al fin y al cabo, militaba en el grupo de fans del mejor equipo del mundo.Mis similitudes entre literatura y fútbol en L'informatiu.

martes, 14 de junio de 2011

La ilusión viaja en metro

Durante once años, un mes y un día viví en un pueblo de L'Horta Sud de cuyo nombre no quiero acordarme. Por lo general, acudía a Mestalla en moto, el único medio de transporte que sé conducir, pero los días que llovía recurría al metro para desplazarme a ver el Valencia. El metro es un medio de transporte fascinante, pues revela la personalidad de cada ciudad. A mí, el metro de Madrid me produce tristeza, lleno de rostros cansados por el trabajo diario y los largos desplazamientos. El de París, por el contrario, me da buen rollo, con esa mezcla racial, cultural y social que puebla sus vagones. El de Valencia es un metro incompleto, mucho más útil para quienes viven en el área metropolitana que para los que intentan sobrevivir en el centro de la capital, y por ello mi sentimiento hacia él es incompleto: hay días que me genera desasosiego y hay otros en que me produce alegría. El artículo completo en L'informatiu.

lunes, 6 de junio de 2011

Un bucle interminable

Leí hace tiempo una entrevista con Leo Bassi en la que confesaba que él, a pesar de ser italiano, aborrecía el fútbol. Detestaba ese juego por una razón que a mí me parece su esencia. Para Bassi, el fútbol es como un bucle interminable, en el que todo volvía a empezar desde cero después de cada temporada o de cada torneo. Su reflexión, aun certera, me parece que olvida que lo extraordinario de este deporte, lo que le hace semejarse tanto a la vida, es que siempre concede segundas oportunidades, que, aunque uno haya fracasado o triunfado en una etapa de su vida, encontrará a la vuelta de la esquina algo que le haga cambiar de nuevo. El resto del artículo en L'informatiu.