La vida es una cuestión de prioridades. Durante gran parte de mi vida, un partido del Valencia era una prioridad tan grande que era capaz de sacrificar cualquier actividad o tarea por acudir a Mestalla a ver a mi equipo o por verlo en la televisión, cuando jugaba lejos de casa. He de reconocer que el Valencia ha marcado mi vida en muchas ocasiones y he renunciado a cosas, más o menos importantes, porque consideraba que el fútbol era algo vital, algo que me producía, o eso creía yo, mayores satisfacciones que una cena con amigos o una tarde de fiesta.
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