Recuerdo pocos finales de liga emocionantes en los últimos años. Y, cuando hablo de emoción no me refiero a jugarnos la entrada en la Intertoto, sino a poder ganar una liga o librarnos del descenso. Las ligas se ganaron algunas jornadas antes de acabar el campeonato, por lo que el único final vibrante de los últimos años tendría que ser el que nos sirvió en una copa con mucho hielo Ronald Koeman. Un final de liga de los de hace 25 años, cuando nuestros objetivos eran los mismos que los que tiene ahora el Getafe. Pero no es así. Hubo un tiempo en el que meterse en la Liga de Campeones no era tan fácil y la historia nos regaló tres finales de liga maravillosos: el que nos llevó a debutar en la Champions, con la inestimable colaboración de Solari en Balaídos, el que nos hizo repetir presencia días antes de la decepción de Saint Denis, y el más creativo y también el más triste, el que inventó el término “rivaldazo”. La crónica del Valencia-Real Sociedad en L'informatiu.
lunes, 9 de mayo de 2011
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