Hace un par de semanas que he entrado en esa fase anual en la que antepongo mi trabajo a mis pasiones. Ha comenzado el periplo por ciudades, hostiles o no, por mor de mi labor en la Mostra de Valencia, en busca de películas para programar en la próxima edición del festival. Ayer domingo estaba en Goteborg, muy cerca del estadio Ullevi, escenario de uno de esos partidos para el recuerdo del valencianismo, y la semana que viene me marcho a Berlín, donde, rodeado de alemanes, espero ver la reválida de mi equipo en la Liga de Campeones. La crónica desde Goteborg del Valencia-Hércules en L'informatiu
martes, 8 de febrero de 2011
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