Entre 1976 y 1992, el Valencia no fichó ningún central para reforzar su primera plantilla. En esos 16 años, el equipo ganó una Copa del Rey, una Recopa y una Supercopa de Europa, subió de segunda a primera división y llegó a ser subcampeón de liga. Todo ello con una línea defensiva basada en la cantera surgida de Paterna. El Valencia, en esos tiempos, tendía sus redes por caladeros en los que nadaban centrocampistas y delanteros. Los defensas nunca faltaban. Paterna, en dos décadas, se convirtió en la mejor factoría de defensas centrales de España, aquella fábrica de la que salieron Arias, Tendillo, Moreno, Giner, Voro o Camarasa. En 1992 se rompió esa absoluta confianza que los estamentos del club habían depositado en los productos autóctonos con el fichaje de Miodrag Belodedic, un defensa rumano cuyo mayor rédito deportivo era haber ganado dos copas de Europa con dos equipos diferentes, pero que en Valencia hizo muchos menos méritos que su mujer para encandilar al valencianismo. No sería hasta finales de los noventa cuando el Valencia desconfió totalmente de su cantera defensiva y comenzó a fichar buenos jugadores, los mismos que, en la última década, han dado al Valencia sus mejores años.
Schalke 04- 3, Valencia-1. Octavos de final de la Liga de Campeones, vuelta.
Ayer eché de menos esos quince años de autarquía, esos tiempos en los que la retaguardia estaba tan bien cubierta desde la base que poco importaba que Arias, Tendillo, Giner o Camarasa se lesionaran, porque detrás había un montón de chavales con ka convicción de que podían, al menos, rendir como sus referentes.
Me duele caer en octavos de final de la Champions ante un equipo tan vulgar como el Schalke, un conjunto que, por no ser, no es ni alemán. No posee las sagradas virtudes de los conjuntos teutones: ese martillo pilón que termina por desmoronarte físicamente, esa percusión sorda que acaba por desquiciarte. Pero me duele mucho más comprobar que, en más de 40 años, el Valencia tiene la peor línea defensiva de su historia. Y yo, que soy muy fan de los Rep-Diarte-Kempes, de los Mijatovic-Gálvez o de los Aimar-Mista, recuerdo de manera mucho más entrañable, como Carlos Alberola, a los Carrete-Tendillo-Arias-Botubot, o, si me apuran, a los Angloma-Ayala-Djukic-Carboni. Pero nunca a Bruno-Navarro-Costa-Mathieu. Estos nunca me harán soñar.
Schalke 04- 3, Valencia-1. Octavos de final de la Liga de Campeones, vuelta.
Nos quedamos con cara de tontos y ahora nos quedan 11 partidos desilusionantes en los que espero que el equipo de la talla profesional necesaria para aguantar por lo menos la tercera plaza. Saludos
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