Las palomas, aunque no lo parezca, son animales listos. Uno los ve deambulando por la ciudad, cagándose en los monumentos o jugándose la vida por un trozo de pan caído en medio de la calzada de una calle y piensa que esas aves con pecho de locutor deportivo son unos bichos inútiles. Pueden ser inútiles, pero tontos no son. Ahora les ha dado por ir a Mestalla, lo cual demuestra su inteligencia. No porque se puedan equiparar a los sufridos seguidores valencianistas, sino porque han encontrado alimento en el maltrecho césped del coliseo valenciano.