miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sueños

Es posible que, a medida que cumplo años, me esté haciendo más exigente. O más descreído. Hace unos años, pensaba que el esfuerzo y el trabajo diario eran un camino idóneo para conseguir lo que te proponías, que bastaba con laborar duro para que la vida te recompensara, de una manera u otra. Ahora sé que la sonrisa de la vida no depende del empeño que pongas en arrancársela, sino de factores que te son ajenos, como la suerte, el dinero o encontrar en el camino pocas zancadillas.
Con el fútbol me ocurre algo parecido. Ya son muchos años de ver arranques de liga fastuosos, en los que el Valencia parece que se va a comer el mundo. Años de soñar con la gloria, con asaltar el trono de los poderosos y colarse en el lugar reservado para los que siempre ganan. Luego, más pronto o más tarde, llega el momento de bajar de la nube, de comprender que la realidad es una y los sueños, algo muy diferente. Tres triunfos consecutivos han disparado la euforia de la afición, una vez más, para con este equipo. Dormir líderes por una noche es una bonita manera de soñar, como el día en que te hace mucho caso una mujer bella y piensas que podrás ligártela. Puede que hasta sea bueno, para aumentar nuestra estima, vernos encaramados en lo alto de la clasificación cuando esto no ha hecho más que empezar. Soñar es un ejercicio romántico y, en ocasiones, necesario para sobrevivir en esta jungla.
Lo complicado es confundir el sueño con la realidad. Pensar que las cosas pueden ser en la trigésimo octava de liga como lo son en la tercera. No saber dónde estamos ni ver venir la influencia de la suerte, el dinero o las zancadillas que, a buen seguro, nos franquearán el camino.
El Valencia podrá ganarle al Barcelona el miércoles en Mestalla. El sueño se prolongará, pero el despertar, si se produce, tampoco nos debe hacer caer en el pesimismo. Pronto o tarde, la vida y el fútbol ponen a cada uno en su sitio y, aunque la afición valencianista siempre haya sido reacia a encontrar el suyo, no nos vendría mal concienciarnos de que, mientras la liga funcione así, nuestros sueños distan mucho de la realidad.

2 comentarios:

  1. No comparto tu visión Paco. Creo que a menudo pecas de cierta pose pesimista que no cuadra con el aficionado medio del fútbol que, me incluyo, nos ilusionamos enseguida y nos decepcionamos también a la mínima. Eso no pasa solo a la afición valencianista por mucho que se diga, creo que es inherente al aficionado futbolero en general.

    Eso hace especial y muy interesante tus crónicas y tu forma de ver al VCF. Pero si te paras a pensar verás que estos días de liderato e ilusión son una rareza de la que disfrutar y dejar el realismo para cuando no haya más remedio.

    Yo, que ya tengo 'cierta edad', y tú y yo me temo que somos de quintas cercanas, recuerdo como el Valencia de mis amores, un año tras otro, tiraba la temporada en apenas 8 jornadas y después ya era todo una travesía del desierto hacia ninguna parte. Y al año siguiente igual, y al siguiente. Era duro ver como en apenas dos meses ya no había esperanzas de casi nada, ganar si acaso a RM y FCB y au. Realismo puro y duro toda la temporada.

    Así que ahora, este año por ejemplo, en que somos líderes aunque sea en la jornada 3, y tenemos esperanzas de hacer al fin una temporada exitosa, es mejor ilusionarnos mientras podamos y disfrutar de nuestro equipo y sus pequeños éxitos. Que en cualquier momento nos la podemos pegar? Pues sí, las opciones de ganar títulos son escasas con la competencia que hay, pero bueno, el que va per davant, va per davant, y si de paso se generan inercias ganadoras y presión para seguir en la brecha de las victorias, quizá sirva para algo. A mi al menos me gustan estas sensaciones, y prefiero ser un ingenuo ilusionado durante quizá un tiempo que realista a priori y perdérmelas.

    Dicho este rollo con el mayor respeto por tu postura y sólo con ánimo de exponer la contraria, que es la mía.

    Y aprovecho para invitarte a participar cuando quieras en http://redvalencianista.com/ donde hay posturas optimistas, pesimistas, realistas e ingenuamente ilusionadas, y son bienvenidos aficionados con opinión propia y que saben expresarla como tú. Un abrazo.

    Lobo

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  2. Gracias, Lobo. Quizás el problema es que soy pesimista por naturaleza, como una forma de protegerme ante las desgracias que puedan venir. Así, si llegan alegrías, las disfruto más. Y el Valencia es ideal para esa forma de ver la vida. Abrazo

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