viernes, 18 de diciembre de 2009

Genoa, 1; Valencia, 2

En 1977, el Valencia volvió a jugar competiciones europeas después de uno de esos periodos oscuros de la historia del club que ahora nos parecen excepcionales y, en aquellos tiempos, eran algo acostumbrado. En esa época, que la desmemoria ha arrinconado injustamente, enfrentarse a un equipo inglés, alemán o italiano era sinónimo de derrota, de humillación y de salir de los campos europeos con la sensación de que estábamos a un nivel inferior de ellos. Los rivales asequibles tenían nombres absurdos, como el Arges Pitesti, cuyo nombre sirvió de forma paródica para denominar a un equipo en mi colegio cuando nos autobautizamos como Arges Travesti, CSKA de Sofía o el simpático Boavista portugués, cuya camiseta era un tablero de ajedrez. Con la excepción del título de la Recopa, ganado en 1980, la trayectoria europea del Valencia en aquellos tiempos fue muy discreta. A esta aventura europea sucedió otro periodo de oscuridad, más tétrico si cabe porque en él se incluye el descenso a segunda división, hasta que, a comienzos de los 90, el Valencia retomó la senda europea.
Nada había cambiado en una década. Italianos, alemanes e ingleses seguían siendo rivales inaccesibles y, como en los 70, los partidos europeos del Valencia eran calcos unos de otro: no jugábamos mal, teníamos el balón y, cuando lo jugábamos, demostrábamos ser técnicamente mejores que los rivales, pero nunca ganábamos. No era sólo eso, porque, en realidad, nos llevábamos de cada visita europea todo lo malo: las patadas, las tarjetas y los goles en contra. Quizás el paradigma de esos tiempos sea el famoso partido contra el Karlsruher, en noviembre de 1993, cuando nos metieron siete y en el Valencia se desencadenó un torbellino social y deportivo que tendría funestas consecuencias durante el resto de aquella década.
Ayer vi el Genoa-Valencia entre un largo viaje, que me ha llevado por Madrid y Barcelona durante tres días, y la primera de las que presumo abundantes cenas de empresa. Del viaje sólo contaré que uno de sus momentos más memorables sucedió en el aeropuerto de Barajas cuando vi el Atlante-Barça rodeado de ejecutivos catalanes que jaleaban los goles de Messi y Pedrito y ejecutivos madrileños que se alegraban cuando los mexicanos pasaban de medio campo. De la cena, que descubrí que el rollo de los trajes de Camps es una campaña publicitaria para hacerlo conocido en toda España.
La curiosa casualidad de que el Valencia jugara en ese hueco temporal entre tantos compromisos seguramente fue la razón por la que vi el partido con menos interés del habitual. Mientras le contaba a mi novia los promenores de mi periplo por las grandes ciudades, tenía el Genoa-Valencia de fondo y sólo le prestaba atención en momentos puntuales. Quizá por ello, me pareció que viajaba en el túnel del tiempo durante un instante y veía a ese Valencia de 20, 30 años atrás para el que jugar en Italia era un tormento colosal. Ese equipo que se llevaba las patadas, los lesionados, las tarjetas y los goles, que salía con cara de imbécil cuando lo había apeado de Europa un equipo notablemente inferior. Pero, en un momento dado, desperté de esa ensoñación en forma de "déja vu" triste. A mitad de conversación con mi novia, cuando el Valencia tocó dos o tres veces el balón con criterio, ella, que no tiene ni idea de fútbol, lanzó una sentencia demoledora: "pero si somos mucho mejores que ellos".
Fue después de que Bruno se añadiera a la lista de goleadores absurdos que está haciendo el Valencia en la Europa League y de que Moyá defendiera como Albiol (el de aquí, no el del Madrid) el control de Crespo antes de marcar. Pero antes de que confirmara que no estaba en el pasado al ver al árbitro pitarnos un penalti a favor que estoy seguro de que hace 20 o 30 años se habría saldado con tarjeta amarilla a Joaquín por tirarse y que, en una acción similar en el área contraria, habría juzgado como penalti y expulsión de nuestro defensa. De que Villa le diera emoción al asunto y de que el portero genovés, generoso como pocos durante todo el partido, nos regalara ser primeros de grupo.


1 comentario:

  1. Pues yo me sigo quedando con la actuación de loka de Unai en la banda...

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