viernes, 4 de septiembre de 2009

Despedidas

Miguel Ángel Angulo no es el tipo más simpático y agradable del mundo. No goza de gran popularidad entre los periodistas que habitualmente cubren la información del Valencia, ni suele ser uno de esos futbolistas que pierden diariamente quince minutos de su tiempo firmando autógrafos o haciéndose fotos con sus admiradores. Tampoco es una persona con especial carisma y, pese a que ha desarrollado toda su carrera profesional en el Valencia, nunca ha sido elegido capitán por sus compañeros de plantilla, una circunstancia que denota que tampoco dentro del vestuario debe de tener excesivo predicamento.

Angulo era, hasta hace muy poco, el futbolista más veterano del Valencia. Llegó al club siendo un adolescente, desde su Avilés natal, y, después de una breve cesión al Villarreal, se instaló en la primera plantilla. Era un delantero con una extraña habilidad: no hacía nada excesivamente bien, pero tampoco hacía nada excesivamente mal. Un jugador de esos que quieren todos los entrenadores, porque, a su carácter cumplidor, añadía una extraordinaria capacidad para jugar en diversas posiciones dentro del terreno de juego. Un futbolista de los que llaman polivalentes, es decir, que sirven igual para un roto que para un descosido, que hoy juega de lateral derecho y mañana lo hace de mediocentro. Sus virtudes las explotó en todas las posiciones en las que los sucesivos entrenadores que han pasado por el Valencia lo necesitaron y siempre cumplió con corrección. Incluso, en determinados momentos, exhibió una clase inaudita, un toque de balón excelso que sólo aparecía con cuentagotas, al igual que sus destellos de tuercebotas. Era capaz de lo mejor y de lo peor, pero, en general, no hacía ni una cosa ni otra.

A esas características técnicas, Angulo unía un carácter reservado. Nunca fue titular indiscutible para ningún entrenador, pero nunca se quejó de su condición de suplente. Hasta el punto de que, cuando fue apartado del equipo en compañía de Albelda y Cañizares, fue el único de aquel trío de apestados que no levantó la voz para quejarse. Al final, siempre acababa jugando más de 20 partidos de liga, marcaba una decena de goles y era el futbolista que sacaba al equipo de atolladeros, principalmente en el puesto en el que más le gustaba jugar: en punta. Sus dos goles en la semifinal de la Liga de Campeones de 2000, contra el Barcelona, o su decisivo tanto en Zaragoza, en la segunda liga ganada por el conjunto dirigido por Rafa Benítez son algunos ejemplos de la herencia histórica que ha dejado Angulo en el Valencia.

Miguel Ángel Angulo ha salido del Valencia por la puerta de atrás, como un apestado. En la pretemporada, el club lo situó al mismo nivel que jugadores como Hugo Viana, un personaje cuyo mayor mérito ha sido tomar el sol en los campos de entrenamiento de Paterna durante años, o Curro Torres, otra vieja gloria del club diezmada por las lesiones. Por orden de sus dirigentes, Unai Emery cerró la puerta al asturiano esta temporada y le dijo que se buscara equipo. Finalmente, tras un mes de agosto muy movido, Angulo ha recalado en el Sporting de Lisboa.

Los futbolistas, como el resto de trabajadores, cumplen etapas en sus empresas y, un día u otro, se marchan de los clubes que los han acogido durante años. Pero hay muchas formas de hacer las cosas y el Valencia nunca ha sido un ejemplo de memoria histórica. Del Valencia se marcharon ingenieros de la historia del club sin que se les tributara el homenaje que les correspondía. Claramunt, Fernando, Valdez o Cañizares son algunos nombres de futbolistas a los que el club despidió sin los honores que su trayectoria merecía. Angulo es el último eslabón de esa cadena de despropósitos que hace del Valencia un club sin sentimiento, al menos en lo que respecta a aquellos que ayudaron a hacerlo grande. Como persona, probablemente Angulo no se merezca nada; como futbolista, ha sido uno de los artífices de la década más gloriosa del club y merece que se le reconozca tal mérito.

Publicado en Turia, nº 2.379, 4-9-09

5 comentarios:

  1. Paquito, sólo un apunte:

    "Por orden de sus dirigentes, Unai Emery cerró la puerta al asturiano esta temporada y le dijo que se buscara equipo".

    La cosa sería tal que así:

    "Por orden de Unai Emery, se le cerró la puerta del vestuario y la dirección deportiva le dijo que se buscara equipo. Como Tamargo es un vago rastrero que todavía no asumía que este verano no trincaría comisión por Villa, la situación se enquistó".

    Por lo demás, suscribo todo por completo. Y apúntame en la lista de los no fans de Angulo (el tío era un borde y un maleducado, lo siento mucho, aunque le respetase como futbolista)

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  2. Es incontestable que Miguel Ángel Angulo formó parte activa de una de las mejores etapas en la historia del Valencia CF. Sin embargo, sí se puede entender que salga del Valencia sin pena ni gloria. Todo se explica en la decisión que tomó en 2004 de volver a Valencia cuando ya estaba fichado por el Arsenal.

    -No quiero que me pase como a Farinós o Mendieta- pensaría.

    Si hubiera salido en ese momento, el recuerdo velencianista para Angulo sería de total agradecimiento por una trayectoría inmaculada. Pero el jugador decidió volver para quedarse, y el Valencia lo acogió cual hijo pródigo.


    Una situación bien extraña, la del verano de 2004, que el Valencia solventó con señorío, pero en contra de sus intereses como entidad. Angulo era un jugador que ya lo había dado todo, un rendimiento incluso por encima de sus posibilades. Además, sus virtudes eminentemente físicas no le presagíaban precisamnete un futuro al alza en cuanto nivel futbolístico. Si a esto añadimos que era la última oportunidad de conseguir un buen traspaso, vemos que la mejor solución para el club de Mestalla hubiera sido la marcha del jugador.

    Posiblemente el Valencia CF no sea un ejemplo despidiendo a sus emblemas, pero la afición sí. A Anglomá se le dio una cariñosa y merecida despedida porque rindió bien hasta el último año de carrera, al igual que Carboni. Pero angulo lleva más de cuatro años de vacaciones en Valencia con todos los gastos pagados ¿No es ese sufciente tiempo ya de homenaje y agradecimiento a su primera y gloriosa etapa?

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  3. A mí lo que me moló fue cuando con dos huevos dijo "sí, hemos pactado el empate con el Manchester". Resume bastante bien lo que es Angulo. Un trotador versátil sin demasiadas aspiraciones.

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  4. Tenía entendido que la decisión de prescindir de Angulo la tomó la directiva, en connivencia con Unai, para ahorrarse la pasta de la ficha.
    Por otra parte, como dice Eliseo, su despedida habría sido otra si se hubiera marchado al Arsenal hace 5 años. Algún día alguien tiene que contar la verdad de aquella espantada. Por lo que sé, Angulo se volvió de Londres porque allí no hacía sol y la gente hablaba raro, lo que retrata al personaje a la perfección

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  5. A mi Angulo siempre me cayó de pua madre. Fue cualquier cosa menos un impostor.

    BT

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